Lo que queda de nosotros y la necesidad de recordar para sobrevivir

 

Por Verónica Mastachi


Esta experiencia de vida nos inicia con pocas reglas y algunas convicciones preconcebidas de lo que es y lo que debería ser. Como que la permanencia da seguridad y que el cambio es indeseado. En Lo que queda de nosotros, Los Tristes Tigres nos avientan varias bocanadas de emociones que van in crescendo bordando un fractal de aprendizajes a través de situaciones dentro y fuera del control de los protagonistas.


Foto Carlos Alvar

La obra nos relata la historia de Nata y Toto, una chica en edad adolescente y su perrito. Como bien saben si ya me han leído antes, no me gustan los spoilers, por lo que no les voy a contar casi nada, pero sí les voy a decir lo que yo sentí al verla.

Estos dos personajes auténticamente hermosos se nos presentan en una serie de situaciones inesperadas y también desesperadas. Su encuentro es tan especial y fuerte, como el momento en el que se separan y así mismo todo lo que viven cada uno por su lado hasta que… Mejor no les cuento más para que se queden con las ganas de saber qué pasa con Nata y Toto.

En cuanto a lo que yo viví, a mí la obra me conmovió desde el minuto uno. Empecé a llorar casi al principio, sin demasiada explicación más allá de que he tenido perritos muy queridos y me sentí cercana a la historia. Creo que muchos podemos identificarnos con los sentimientos de pertenencia y compañía que se crean con una mascota por eso estoy segura de que todas las personas que vean esta obra la van a disfrutar montones.

Me identifiqué con la rebeldía de Nata y a mis perritos los comparé con la inteligencia de Toto. El amor que ese perrito le tiene a su dueña es único, como si supiera que no tiene a nadie más en el universo. Tantas cosas que pasan cada uno por su parte van llenas de reflexiones profundas, de imágenes hermosas, como la de la cigüeña, y de una frescura que a veces no es tan fácil de encontrar.

La dramaturgia tiene muchísimas lecciones intrínsecas, llevadas a escena por dos actores acompañados de música en vivo por Ricardo Estrada, que nos sumergen en escenas realizadas de forma impecable. La iluminación cumple un papel fundamental, y es que al menos en las obras que he visto de Los Tristes Tigres, he notado que los elementos y objetos en la escenografía son mínimos, de manera que los demás recursos teatrales se explotan de manera magistral.

La temporada inició este 14 de junio en el Teatro Ofelia con funciones los sábados a la una de la tarde. Los boletos están disponibles en la taquilla y Ticketmaster. Lo que queda de nosotros, que recibió el Premio Bellas Artes de Obra de Teatro para Niños 2014, fue escrita por Sara Pinet y Alejandro Ricaño, dos grandes dramaturgos que saben perfectamente cómo adentrarse en los confines del alma para tocarla como las cuerdas de una guitarra y así como nos hacen derramar lagrimones, también nos hacen carcajearnos de la risa.

La dirección es del maestro Adrián Vázquez, quien también es director de Los Tristes Tigres, y en este 2025 están festejando 20 años de fundación y de revolucionar el teatro mexicano. En esta temporada, Lo que queda de nosotros se presenta en un formato renovado y con dos duplas de actores que alternarán funciones, Fátima Favela y Carla Adell son Nata, mientras que Mario Alberto Monroy y Luis Rodríguez “Guana”* son Toto.

Esta oportunidad de ver una excelente propuesta teatral es imperdible. Aprovechen y vayan a ver Lo que queda de nosotros. Gracias a Sandra Narváez por la invitación y todas las facilidades para realizar esta reseña. Disfruté esta puesta en escena como nunca.


Comentarios