Romance del perdedor. Blues escénico

 EntreActo 

POR: Carmen Zavaleta


 

Mientras escribo este texto que se publicará en las redes y no en un medio impreso- a los que extraño intensamente, por cierto- pienso que hubo un mundo antes del internet, antes de la revolución digital, en el que los teléfonos tenían cables, en el que  mi tía  tenía cablevisión (¡wow! era una de las joyas de la familia, obvio) en el que en  mi casa había un Atari (otra de nuestras joyas, claro está), y en el que en la televisión en agosto de 1981 explotaba ante nuestros ojos y cerebros  la posibilidad de tener música e imagen las 24 horas del día, todo el día, toda la noche, todos los días del año, ¡MTV!, bienvenido, buena suerte…

Fotografía Isael Almanza. 

Parece casi imposible imaginarlo: un mundo sin internet en el que los discos de acetato, los LPs con centros de color y marcas de disqueras (¡disqueras!) como  WEA Music, EMI, eran todo lo que se necesitaba mientras  - sin saberlo- se  descubría  quién era quién escuchando a Bowie y transitando entre el gozo, el deseo y el dolor. 


La generación X llena la memoria y no de la nada, es el efecto secundario de la puesta en escena Romance del perdedor escrita y dirigida por
Ignacio Escárcega, con la dirección musical de David Almaga y presentada por el Colectivo Escénico El Arce con temporada en estos días en  La Titería en Coyoacán

En la trama Roberto, Mariana, Beatriz y Héctor son jóvenes estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras que se adentran a su recién inaugurado mundo adulto entre los pasillos de la FAC y las clases de teatro bajo la tutela de Gustavo maestro de actuación y director que se convierte en una pieza indispensable de vida. 

Son los años ochenta, Beatriz es la narradora de la historia, a través de sus ojos conocemos fragmentos de la vida de los protagonistas: las largas jornadas para llegar a la universidad, el amor, el deseo sexual, las drogas, la presencia del SIDA al que se considera mortal con sólo mencionarlo y exclusivo de la  homosexualidad y la muerte. 


Desde la dramaturgia
Ignacio Escárcega reconstruye y construye sólidamente este universo a partir de sus propios recuerdos como estudiante de la FAC. En la trama la presencia del maestro de teatro es un homenaje del autor al maestro Gustavo Torres Cuesta, actor y director de extracción universitaria, que tuvo entre sus trabajos Las fábulas de Monterroso de José Antonio Alcaraz (1975); La ópera de los tres centavos de Brecht y Weill (1977); …Y sin embargo se mueve (n)  de José Antonio Alcaraz, puesta que levantó más de una ámpula en su estreno en la UNAM   (1980) y la versión musical de El espejo encantado del mismo Alcaraz (1982). 


Que Escárcega

decida abrir (- nos) sus memorias a través de la ficción se agradece: con una dramaturgia cercana, como un relato entre amigos, la obra es un gozoso  retrato de la Generación X. Sus personajes están permeados por la capacidad para adaptarse, no por voluntad sino enfrentándose de frente a las pérdidas - de amigos, de vocación, de compañeros de salón - a las que no le sacan la vuelta. En la escena está capturado el ánimo (espíritu, diría yo); de la última generación que crecimos sin internet, hijos de los matrimonios que (¡por fin!) se divorciaban, la descendencia de los Boomers, los que crecimos con la imagen del hombre pisando la luna; los que por primera vez escuchamos la palabra SIDA y nos empapamos con la tormenta de prejuicios que caía encima sobre la homosexualidad y el deseo. La generación cuya capacidad de asombro tuvo que acelerarse ante un mundo que avanzaba a velocidad luz y fue detenido de golpe en la Ciudad de México  por el terremoto de 1985 . Todo está en la obra y construye el universo de los personajes, pero no se trata de un relato nostálgico; la acción dramática nos adentra a la anécdota en el presente y nos descubre ese mundo y sus conflictos  paulatinamente.


El diseño de iluminación es de
Thalía Palacios y el diseño de  escenografía y vestuario de Teresa Alvarado, ambas  capturan fielmente los rasgos de la época y de la identidad  de los protagonistas. El espacio está habitado por una consola de audio y discos de acetato que forman las cortinas con las que se acota la escena; además de mezclillas, calentadores, chalecos de cuero y camisas a rayas y casetes, se puede suponer que cada uno de los elementos está seleccionado cuidadosamente.

César Alcázar, David Almaga, Nadia Cuevas, Rafael Quezada, Verónica Ramos e  Iván Zambrano Chacón, conforman un equipo escénicamente sólido que encuentran los puntos de quiebre de los personajes; el elenco se comunica efectivamente  durante  la representación, es notorio que trabajan en equipo y que han fundado un lenguaje común. En este sentido, la dirección del propio Escárcega apuesta un trabajo que parte de la narración para entretejer las personalidades de sus protagonistas y sus conflictos, integrando partituras corporales  que son pivotes para la imaginación del público; este recurso es un sello del lenguaje del Colectivo Escénico El Arce, lo recuerdo en montajes como La Señora Kong (2023)  y Finea en el Papaloapán (2013). 

Parte esencial del montaje es la dirección musical de David Almaga quien junto a la dirección realizó una selección de música de los ochenta, una tarea nada sencilla y en la que el hilo conductor es David Bowie, pasando por Juan Gabriel y el jazz; cada melodía elegida da cuenta de una juventud que entre paso y paso se descubre exiliada de la adolescencia y descubre el camino que seguirá en la edad adulta. 

No quiero dejar de comentar que  ver la puesta en La Titería de Marionetas de la Esquina, es una oportunidad para revisitar el espacio o conocerlo, un foro independiente que los fines de semana tiene una programación para niñez y martes y miércoles alberga una cartelera multiopcional. 

Romance del perdedor. Blues escénico es un viaje por la vida hacia lo fundacional de las experiencias adultas que transitan por el miedo y la fuerza que siempre nos empujan hacia nuestra propio soundtrack, bienvenido, buena suerte…



Romance del Perdedor. Blues escénico.  Autor y director Ignacio Escárcega. Colectivo Escénico El Arce. Con César Alcázar, David Almaga, Nadia Cuevas, Rafael Quezada, Verónica Ramos e  Iván Zambrano Chacón. Dirección musical David Almaga. Fotografía Isael Almanza

La Titería, Vicente Guerrero 7, colonia Del Carmen Coyoacán. Martes y miércoles 20 h. Duración 75 min. +14  Localidades $200. 50% de descuento estudiantes, maestros e Inapam.  Boletos  www.latitería.mx Hasta el 2 de octubre. 

 

Comentarios