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CARICIAS

Por Carmen Zavaleta

Al dramaturgo catalán Sergi Belbel (Tarrasa, 1963), le gusta cuestionar a la sociedad y enfrentarnos a nuestros tabúes, a través de temas como la muerte (una de sus favoritas), la lluvia o la sangre; sus palabras siempre buscan el hueco donde se cuelan los deseos insatisfechos; su dramaturgia plantea el enfrentamiento en las relaciones interpersonales con elementos mínimos y un lenguaje directo. El director Gabriel Figueroa Pacheco apuesta por su pluma y lleva a escena Caricias (estrenada por Belbel en 1991), obra en la que explora los desencuentros y el vacío de once personajes relacionados entre sí.

Texto: Sandra G. Hordoñez


El texto se divide en cuadros donde participan dos personajes por escena. Cada pareja representa una relación amorosa desgastada esposos, amantes, padre e hija, madre e hijo, padre e hijo, hermanos e incluso dos extrañas que podrán convertirse en amigas o amantes si no estuvieran tan desechas; al estilo del efecto dominó las historias se enlazan y tienen en común denominador la soledad.

El montaje se presenta en el Teatro El Galeón, recinto que el director usa en su totalidad para relatar los diversos episodios. La escenografía está compuesta por enormes paneles que hacen las veces de paredes con ventanas por las que observan los personajes. El dispositivo escénico y la iluminación son de Kay Pérez, el diseño habita al máximo el espacio y es la carta más sólida del trabajo pues dota al montaje de una plástica particular.



El elenco cuenta con trabajos logrados como los de Leticia Pedrajo, Teresa Rábago y Manuel Domínguez, quienes respectivamente interpretan a una madre controladora; a una hermana arrepentida quien busca recuperar lo que queda de su familia y a un padre de familia que intenta sobrevivir entre el hartazgo y la cocina. El tono que le imprimen a sus personajes nos deja descubrir un mundo interno que se cae a pedazos y en el que las palabras son el resultado de sus circunstancias. El desempeño del resto del reparto es irregular lo que juega en contra de la obra pues las interpretaciones fluctúan entre la superficie y lo melodramático, lo que desconecta la palabra de la acción, crea largas pausas injustificadas y hacen que el texto pierda contundencia ante el público.

Finalmente, el diseño de vestuario de Brisa Alonso en tonos oscuros y detalles rojos unifica a los personajes quienes se encuentran al borde del mismo abismo. 

La temporada continúa hasta el 6 de octubre. Con las actuaciones de Mauro Sánchez Navarro, Gabriela Orsen, Luis Maya, Adriana Olivera, Leticia Pedrajo, Teresa Rábago, Manuel Domínguez, Francisco Mena, Jaime Estrada, Jimena Montes de Oca y Anthon Morales.



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