Un homenaje a su identidad


LA TÍA MARIELA
Por: Carmen Zavaleta 
24 de febrero de 2019


Cuando nos encontramos con la dramaturgia de Conchi León sucede lo inevitable: la conocemos y lo escribo en muchos sentidos. La mujer nacida en Mérida, que se diplomó en periodismo y dirección de teatro para niños, autora, actriz y fundadora de la Compañía de teatro Sa’as Tun, se ha dedicado a presentarnos -a través de sus palabras- a ella misma, a las mujeres que la rodean, a su madre, a su padre, a su familia, al cuerpo y a un sin fin de voces íntimas y cercanas, que hablan de lo cotidiano salpicado de humor y sabores agridulces, así como la vida, pues.

Fotografía otorgada por Consecuencias

Con esta cercanía Conchi ha creado con su teatro un homenaje a su identidad. León no se detiene, y en octubre del año pasado estrenó La Tía Mariela de su autoría y bajo la dirección de Francisco Franco.

Coproducida por el Instituto Cultural de Aguascalientes y el Festival Internacional Cervantino, la obra se presenta actualmente en el Teatro del Centro Cultural Helénico y forma parte del ciclo Voces de dramaturgas mexicanas. Sin duda, es un trabajo muy diferente a lo que hasta ahora la dramaturga nos tenía acostumbrados, se trata de un discurso eminentemente femenino, presentado como un espectáculo inspirado en el teatro de revista tradicional yucateco. El resultado es una obra de buena manufactura, ideal para relajarse en fin de semana.

La anécdota es sencilla: la Tía Mariela ha muerto y su sobrina “Jesusa” (Montserrat Marañón), es la encargada de avisar a sus primas “Sagrado” (Alejandra Ley), “e “Inmaculada” (Conchi León), del deceso, su reunión da lugar a una tertulia de recuerdos, que entre el café y el Xtabentún, descubren las historias de amor, abandono, maternidad y seducciones religiosas de las mujeres de su familia.

Fotografía otorgada por Consecuencias

La puesta es efectiva a partir de la forma, con desfachatez y sin ahondar en asuntos como la violencia o el patriarcado, la obra nos brinda momentos entretenidos, sostenidos por las herramientas de cada una de las actrices protagonistas quienes están aprovechadas al máximo.

Vemos a una extraordinaria Montserrat Marañón, quien nos introduce a la ficción. Sin una palabra la actriz se planta en el escenario para darle vida a “Jesusa” y trasmitir – en segundos- el dolor de la pérdida de su Tía Mariela. Cambiando de tono, Montserrat, se instala en la comedia, disfruta su personaje y adopta sin problema el más puro estilo y tono yucateco, nos guía por sus recuerdos.

Alejandra Ley como “Sagrado” es la encargada de dar el toque armónico; acompañada de la Dirección musical, composición y arreglos de Leonardo Soqui saca provecho de una voz potente y bien seleccionada para la obra. Conchi León como “Inmaculada” es el humor negro y encarna a una mujer que he tenido que luchar por su libertad sexual y expresión.

La selección musical del espectáculo nos da una pincela de la trova yucateca que seguramente hemos escuchado más de una vez, canciones con un inevitable sabor a hogar; sin embargo, en momentos los números musicales son excesivos y la tensión dramática de las anécdotas que nos cuentan se desdibuja.
El equipo creativo está conformado por Francisco Franco en la dirección; Adrián Martínez Frausto en el diseño de escenografía, Xóchitl González en el diseño de iluminación, Estela Fagoaga en el diseño de vestuario, Miguel Jiménez en el diseño sonoro y Oswaldo Ferrer como coreógrafo. También participan Ana María Ortega, Ix-chel Muñoz  y Margiu Meredith como las mestizas.



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