Voz a las almas perdidas

Lo que mas nos molesta a los muertos es no tener el don de la venganza. El nahual 




A uno le gustaría pensar que son personajes del imaginario popular: el pipi, don Lupe, el chuy, el compadre o comadre, la madrina, el nahual... sin embargo, en algún lugar de nuestro hermoso país puede que existan y son personas que si bien nunca nos preocupamos por conocer su nombre, mucho menos su historia y así pasan por desapercibidos en su estancia terrenal, tal como le pasó al güerito pistachero que una noche valió cacahuates.

El nahual es un monólogo escrito y actuado por Carlos Talancón bajo la dirección de Luis Alcocer. Al inicio de la obra vemos en el escenario al vendedor de pistaches, leyendo con su lectura entorpecida –por su bajo nivel educativo– las notas rojas de los periódicos; y aquí inicia la peripecia de un alma perdida más que brinda su relato a los asistentes.


Él era un hombre de bien, uno de tantos que luchan día a día por sobrevivir ante la pobreza y marginación; se dedicaba a vender pistaches y cigarros en los semáforos, habitaba un modesto departamento incrustado en un lugar mejor conocido como El Hoyo, el cual retrata de manera sarcástica y atinada algún barrio del área metropolitana. Una noche mientras preparaba su mercancía le fue arrebatada la vida de la manera más ruin: confundido por unos sicarios que iban a ajustar cuentas con Chuy (su vecino). Por si fuera poco, los que merodearon el hecho se encargaron de tirar su cuerpo al basurero, justificando su acción haciéndolo pasar por un nahual (aunque nadie conozca el significado de la palabra), como si no valiera nada, sin tener a alguien que se preocupara por él o le llorara si quiera ese día.





Talancón plasma de manera magnifica la estrecha línea entre la vida y la muerte, como un reflejo de las tradiciones mexicanas (en las que se celebra la convivencia con esta dimensión) y una sociedad que tristemente se ha acostumbrado a ver a diario la violencia e injusticia que hay en el país. La obra está cargada de humor negro, en cada línea nos divierten los disparates de este güero que, en la inocencia de sus palabras cantinfladas, va contando parte de su infancia, sus carencias, los sueños inalcanzados, la indiferencia, discriminación, pero sobre todo la rabia que le causa su muerte, la manera en que fue desaparecido su cuerpo como una basura, mordido por las ratas, destrozado como la playera de Superman que delata el impacto de bala que le arrebató la vida.


La anécdota, que da voz a las almas desaparecidas por la injusticia o delincuencia, permite la interacción con el público que aplaude el desenvolvimiento de cada personaje interpretado por este gran actor; la escenografía nos transporta a la escena del crimen: una sábana blanca, un asiento y la adecuada iluminación a cargo de Luis Alcocer, son los elementos necesarios para que El nahual se convierta en una obra que no podemos perdernos.

El nahual se presenta los viernes a las 20:45 horas hasta el 27 de abril en el Foro Shakespeare, Zamora no. 7 Condesa.


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