PERROS QUE CURAN EL ALMA

 

POR: Dalia De León Adams

 

Un viaje introspectivo del autor e interprete

ALAN BLASCO.*

 

Contando con música en vivo (original de Ana Tiaré), poesía y un texto conmovedor, Alan Blasco logró atrapar a los espectadores con un monólogo autobiográfico en el que la voz ficticia de un perro ejecutada por el mismo intérprete forma parte a manera de narrador de la historia.



Es una obra teatral unipersonal en dónde el amor canino va más allá de una relación humana, también presentada con dejos de romance entre su dueño Arón y su pareja sentimental:

-“RUFO un perro mestizo de pelo blanco es adoptado por ARON. Esta es la historia de las perdidas y la salud mental narrada a través de los ojos de un perro. Cada paseo se convierte en una filosofía de vida en dónde sólo importa el presente hasta llegar a la ausencia. A convertirnos en estrellas fugaces.-  (cita en cartelera)

El texto mantiene cierta candidez en cuanto a la presentación de este drama con matices de comedia, que logran darle a la dramaturgia cierta peculiaridad, mostrando una historia de amor y pasión que la cotidianidad destruye, y un perro que post morten es el narrador de esta historia en la cual él mismo forma parte, dándole un giro filosófico acerca de lo que se piensa de la muerte.

Bajo la dirección escénica de Estefanía Norato y Abigail Pulido, la puesta en escena lleva de la mano al público a imaginar situaciones y circunstancias diversas, en la que la propuesta de Edgar Mora basada en material movible logra dar el toque preciso para hacer un viaje ficticio introspectivo en el drama.

Al finalizar se presentaron en el escenario los dos invitados a manera de padrinos de honor para dar con ello formalmente inicio a la temporada de representaciones llevada a cabo en El Circulo Teatral este pasado sábado 22 de noviembre, con el apoyo de “AB Producciones”.

En el escenario de manera sorpresiva también fue presentado la perra Medusa, cuyo nombre dentro del texto aparece como “Rufo”; la mascota que inspirara al autor ALAN BLASCO a escribir esta obra teatral. Por cierto, entre el público se encontraban diversos perros que fueron llevados por sus propios dueños a la función.

-Este monólogo no sólo busca entretener, sino también instaurar una revolución emotiva en el espectador, invitándola a cuestionar sus propios prejuicios, miedos y la capacidad de amor y perdón.- (Palabras de Allan Blasco)

 


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