#EntreActo
Por Carmen Zavaleta
DRAMAFEST EN MARCHA. EL
DOMINGO TEATRO DESDE POLONIA EN EL TEATRO DE LA CIUDAD “ESPERANZA IRIS”
Está en marcha DramaFest Festival
Internacional de Dramaturgia Contemporánea que este año se realiza en colaboración con Polonia y Nuevo León; el encuentro permite al público acercarse a nuevas obras
mexicanas y extranjeras estableciendo rutas de intercambio en materia de
creación y formación especializada.
A lo largo de 11 ediciones DramaFest ha tenido a 12 países invitados y ha presentado 67
puestas en escena en nuestra ciudad y fuera de ella (entre otras actividades),
lo que revela un importante trabajo de gestión y colaboración que enriquece las
opciones de la cartelera. El encuentro se realiza bajo la dirección
general de Nicolás Alvarado y la Dirección Artística de Raquel Araujo, quienes junto a su equipo ponen el ojo en propuestas
escénicas que sin este puente sería imposible conocer por estas tierras; por
ejemplo este domingo se presenta la producción polaca Lo siento todo todos los
días, un monólogo que da voz
a Miep Gies, quien durante la II Guerra Mundial escondió a la familia
Frank y fue la guardiana del diario de Ana Frank después de que fuera
arrestada. Miep es parte fundamental del engranaje que permitió al
diario llegar a nuestras vidas. La obra está dirigida por Artur Pałyga y protagonizada y co-dirigida por Karolina Gorzkowska, esta será una oportunidad única de conocer su trabajo;
la cita es en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris a las 19 h, la entrada es libre y el cupo limitado.
ARDE TODO MIENTRAS CANTA,
POTENTE PUESTA QUE MIRA LA VIOLENCIA DE FRENTE
La programación incluye lecturas dramatizadas, puestas en
escena y talleres que se realizan durante 34 días en la CDMX y Monterrey. Una
de las obras que está en cartelera es Arde todo mientras canta, un potente montaje en el que se descubre una familia
arrasada por la violencia y atravesada por el crimen organizado; el trabajo
está perfectamente estructurado, sin duda es resultado de muchos componentes
empezando por la pluma de la autora la dramaturga mexicana Verónica Villicaña y la dirección de Norbert Rakowski, director artístico del Jan Kochanowski Theatre de
Opole, Polonia.
Villicaña cuenta la historia de una familia en la que el hijo
mayor Robert, ha muerto… o no. Después del funeral regresa a casa
para encontrarse con su madre, su hermano menor y su cuñada quien ha tomado la
decisión de no hablar.
El texto es interesante desde su planteamiento pues a
través de la relación de los personajes se va desentrañando una violencia arraigada
de la que todos forman parte. Con el regreso de Robert a casa se
descubre el rechazo, el control, la ambición y el miedo que habita en cada
quien.
El crimen organizado es tema complejo, se trata de uno de los conflictos más profundos de nuestro país y en la ficción siempre se corre el riesgo de abusar de lo emocional entre las y los personajes; el buen resultado de esta puesta es que Villicaña lo aborda con una mirada microscópica que deja de lado lo evidente y revela las dinámicas de sus protagonistas: cada quien es fiel a sus deseos y el choque entre ellos provoca el declive familiar, aquí nadie se salva.
La dirección de Rakowski y su mirada externa de la situación evita el exceso
melodramático y dota a la obra de una contundencia trágica, en la que los
hechos destruyen cualquier posibilidad de reconciliación entre la madre y sus
hijos; mientras que la joven esposa del menor se convierte en la muda testigo, esa
que tal vez recupere su voz para contar esta historia. En el encuentro
entre la dramaturga y el director es evidente que se conjugan dos miradas sobre
la violencia que logran construir un mismo discurso.
El montaje cuenta con el diseño de escenografía de Sergio López Vigueras y el diseño de iluminación de Sara Alcantar; ambos plantean el interior de una casa atravesada por un
enorme sillón y que recrea un ambiente árido; al asistir a la función le
recomiendo los lugares laterales o centrales arriba pues en ellos tendrá una
mejor visión de las acciones de los personajes.
En escena…La noticia de la demolición del Teatro Manolo Fábregas, ubicado en Serapio Rendón 15 en la colonia San
Rafael es un hecho lamentable, con la decisión se da carpetazo a 60 años
de historia teatral en el recinto y a parte del legado de Manolo Fábregas y su
familia. No se trata de un hecho sencillo de afrontar pues deja en evidencia-
una vez más - las difíciles condiciones para que el teatro en nuestra ciudad (
ya no se diga país), se mantenga y se desarrolle.
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