Algo de Ricardo: El teatro es una guerra de ladridos de perros que no muerden.

 Por Verónica Mastachi

Mastiquen. Con calma y conciencia antes de tragar y para evitar atorarse. Y es que la obra que voy a reseñar en esta ocasión no es de fácil digestión y, sin embargo, es de lo más delicioso que he podido consumir en mi vida de amante del teatro, y sólo por eso repetiría mil veces si me fuera posible. Inteligente o no, uno va como público siempre esperando algo, mínimo la sorpresa. Y si esta producción no les sorprende sería prudente ir a checarse el pulso.





Algo de Ricardo solicita que el espectador acuda en total disposición y con plena disponibilidad. Nada de andar sacando el celular para ver mensajes ni mucho menos ponerse a comentar con el de al lado. Y no es que yo lo diga porque sí, es que no se puede. Si uno se distrae tantito, corre el riesgo de que se le vaya el hilo del texto maravillosamente escrito por el dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón.


La dirección es de la maestra Itari Marta, quien cada que tiene la oportunidad nos demuestra con contundencia la pasión por el teatro que recorre sus venas y bombea desde su corazón. Algo de Ricardo es un monólogo de realidad aumentada e intensidad veloz que es interpretado de manera inigualable por Ricardo Reynaud quien, por lo menos a mí, me mantuvo amarrada al asiento como si estuviera secuestrada e hipnotizada por la cadencia insistente de su irreverencia histriónica.

Quisiera yo ser cándida, o valiente, como los autores primigenios e inventarme palabras para describir lo que viví en la función de estreno de esta puesta en escena, sin embargo, tendré que conformarme con lo que el vocabulario posmoderno me permita utilizar en tanto metaforice de manera que no suene como si fuera una corona que busca una cabeza que la embarace. O algo así, pues, magnánimo e imposible.

Los elementos que componen la escenografía cobran vida con una pauta que parece irreal. Pantallas, vestuarios, maquillaje, espejos… Todo se está comunicando constantemente para construirnos dos momentos históricos que convergen como si estuvieran platicando entre amigos. El discurso se superpone y las acciones se estremecen ante la potencia de lo que se está relatando.



Si ya han leído antes alguna reseña mía, sabrán que no me gusta dar adelantos demasiado obvios porque lo que intento es provocar su curiosidad y que vayan al teatro. Por eso no quiero decirles mucho, pero sí les puedo adelantar que van a gozar como nunca en
Algo de Ricardo, al adentrarse al mundo satíricamente sublime del actor que prefiere caerse muerto antes de que su proyecto desfallezca sin ser visto por los espectadores.

El diseño escenográfico e iluminación son de María Vergara. El diseño multimedia es de Karla Sánchez “Kiwi” y el vestuario de Sandra Garibaldi. En la asistencia de dirección está Verónica Barba y la producción general es de Shakespeare & Cía. La producción ejecutiva es de Fátima Vela y la asistencia de producción de mi querida Valeria Lemus. Todas ellas conforman un equipo impecable que sin duda hace de esta experiencia algo que, como les decía, las palabras no alcanzan a describir con justicia.

La temporada inició el 14 de octubre y se extenderá hasta el 17 de diciembre, para volver del 6 al 14 de enero de 2026. Algo de Ricardo se presenta en el foro principal del Foro Shakespeare los martes y miércoles a las 8:30 de la noche. Los boletos se pueden adquirir en la taquilla y en la página del foro: https://foroshakespeare.com/

En definitiva, esta obra de teatro es un regalo preciso y perdérsela sería un pecado, casi como el invierno de un descontento que les recomiendo transformar en un glorioso verano bajo el sol capitalino. O sea, que vayan y que la mastiquen apropiadamente durante todo el tiempo que resulte necesario. Les aseguro que van a traer el sabor de Algo de Ricardo en su cerebro como una memoria que no querrán olvidar jamás.

Gracias infinitas a Sandra Narváez por la invitación y el apoyo para la realización de esta reseña.








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