La niña en el altar

 EntreActo

POR Carmen Zavaleta 

Presentada por Incidente Teatro y bajo la dirección de Enrique SingerLa niña en el altar es una excelente opción en la cartelera de  la CDMX,  los motivos que hacen de este trabajo una experiencia teatral  que vale cada minuto de su representación son varios, empezando por el contundente texto escrito por Marina Carr (1964, Offaly, Irlanda), quien con una mirada crítica y contemporánea fusiona las tragedias de Esquilo Ifigenia en Áulide y Agamenón para alzar la voz ante las injusticias del poder y el patriarcado.

Fotografía Iván Pasillas


Por donde se vea, el discurso de Carr es pertinente: a través de sus personajes expone los abusos y la violencia que se ejerce hacia las mujeres  en el hogar y la política, explorando un campo minado en el que la justicia se convierte en un anhelo pocas veces alcanzado,  (circunstancia que aún construye nuestro día a día y parece nunca terminará), este rasgo fundamental en la historia es cabalmente entendido por  Singer, quien desde la dirección propone un universo en el que las y los personajes se construyen y destruyen a través de sus decisiones.

En la anécdota Ifigenia hija de Clitemnestra y Agamenón es sacrificada por su padre para que el viento sople y sus naves puedan llegar a Troya. Diez años después Agamenón regresa victorioso a su hogar acompañado de Casandra, Clitemnestra es desterrada al harén, junto a un grupo de niñas y mujeres que son sometidas a la crueldad, el hambre y la muerte. La pérdida de su hija, su hogar y su amor llevan a Clitemnestra a  buscar una venganza tiene sabor a justicia. 

El elenco está integrado por Marina de Tavira, Alberto Estrella, Emma Dib, Everardo Arzate, Yessica Borroto y Salvador Sánchez, quienes  tienen la increíble y difícil tarea escénica de narrar los hechos y cuando escribo narrar se trata justo a referir los eventos  trágicos de  manera clara y precisa porque lo más importante en la obra de Carr son las palabras y la manera en que están dichas. En el montaje cuando las actrices y los actores hablan el público ve hasta el mínimo detalle de lo que cuentan aunque el escenario está vacío y eso es buen teatro.

Con la poderosa traducción de Alfredo Michel Modenessi, la obra muestra a personajes arrasados por los hechos y las pasiones: aquí no hay razón que justifique la decisión de Agamenón sobre la vida de su joven hija; pareciera que los oráculos pasan a un segundo plano porque lo que prevalece es ambición, el ansia del reconocimiento, el poder masculino sobre la fragilidad y la confianza femenina.

En su interpretación el grupo actoral está permeado de humanidad y se debaten entre el dolor, la muerte, el amor, el orgullo y la crueldad; individualmente cada quien realiza un trabajo exacto lo que desemboca en una puesta sólida y energética. Sin duda una parte importante en la construcción de las y los protagonistas es la asesoría en movimiento corporal de Erika Méndez quien junto a las actrices y actores exploran rasgos de carácter que se reflejan en su estar en la escena (rasgos que, dicho sea de paso, habitan o pueden habitar en nosotros y hacen a la historia tangible). La profunda herida de Clitemnestra es la fuerte presencia de Marina de Tavira; el poder de Agamenón son las exacerbadas danzas de Alberto Estrella; la profetisa Casandra interpretada por Yessica Borroto está atrapada entre el silencio y la transformación de su cuerpo; la inestabilidad de Egisto,  interpretado por Everardo Arzate, se refleja en un cuerpo manierista  que parece bailar sin tocar el piso; la lealtad de Cilisa encarnada por  Emma Dib se representa en un cuerpo terso, que acompaña y que he tenido sus propias batallas; finalmente el poder de Tíndaro  encuentra su lugar en Salvador Sánchez, la presencia del actor es entrañable.

La escenografía e iluminación de Víctor Zapatero sintetiza los espacios en escaleras y pasillos donde los personajes se sitúan sin problemas (arriba, abajo) el lugar que se pisa se convierte en un palacio o una cárcel de acuerdo con las circunstancias, algo así como la vida.

Finalmente el compositor y diseñador del audio Edwin Tovar es pieza clave del montaje, sumerge en la atmósfera y nos sitúa en el tiempo (al estilo de las Odas que Irene Papas  y Vangelis realizaron en 1979), cada nota es un lamento o un grito de guerra y la música es el coro que acompaña en la escena.

Fotografía: Iván Pasillas.

La niña en el altar. De: Marina Carr Traducción: Alfredo Michel Modenessi Dirección: Enrique Singer. Con Marina de Tavira, Alberto Estrella, Emma Dib, Everardo Arzate, Yessica Borroto y Salvador SánchezTeatro El Galeón, Abraham Oceransky, jue, vie y sáb 19:00 h, dom 18:00 h , 15 + Duración: 140 min. hasta el 2 de marzo.

Incidente Teatro. Dirección artística: Enrique Singer y Marina de Tavira Producción ejecutiva: Daniela Parra Diseñador de escenografía e iluminación: Víctor Zapatero. Diseñadora de vestuario: Eloise Kazan. Compositor y diseñador de audio: Edwin Tovar*. Asesora en movimiento corporal: Erika Méndez**. Diseñadora de maquillaje y peinados: Cinthia Muñoz. Diseñador gráfico: Héctor Ortega. Traductor: Alfredo Michel Modenessi. 

*Beneficiario del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales 

**Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte 2022-2025

 

 

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