EntreActo
POR: Carmen Zavaleta
Fue en el 2013 cuando el director
Sebastián Sánchez Amunategui presentó por primera vez la puesta Orlando y Mikael: Los
arrepentidos, hoy
el montaje vuelve a la escena y se mantiene como un importante relato que
indaga desde lo más íntimo la identidad, la visibilización de las personas
trans, la diversidad y la imperiosa necesidad de la liberación sexual.
La obra es una pieza de teatro documental escrita por Marcus Lindeen
(1980), escritor y director sueco cuyo debut fue -precisamente- el
documental Regretters con el que ganó el Premio Europa al
Mejor Documental en Berlín, los Premios de la Academia Sueca (Guldbagge) y el
Premio Emmy sueco al Mejor Documental en el 2011; en el fondo y más
allá de los premios lo esencial de este trabajo es el relato al que nos
lleva: la historia real de Orlando y Mikael personas
trans que decidieron realizarse la operación de resignación de sexo,
vivieron décadas como mujeres trans y decidieron volver a ser
hombres.
Pienso que la historia es poderosa: en el escenario se encuentran dos
sillas, una mesa y dos pantallas elementos que son suficientes para recrear la
grabación que se realizó en el 2006 para el documental en el que Orlando y Mikael conversaron
sobre su vida, los prejuicios sexuales y la violencia que enfrentaron desde su
infancia.
Orlando nos comparte que es homosexual, que se prostituyó y que socialmente
no se le permitía tener relaciones amorosas, ni afectivas con ningún hombre, en
1967 decide operarse y se identifica como Cristina Margarita, un
nombre que eligió presionada por las prisas en el registro civil pues en
realidad siempre quiso ser Isadora como la bailarina porque
baila su propia danza. Ella vive felizmente casada durante 11 años hasta que su
identidad masculina sale a la luz.
Por su parte Mikael se opera en la década de los 90
cuando tiene 50 años, cuando despierta de la anestesia se arrepiente, pero
parece que ya no hay marcha atrás. Desde el minuto uno, Mikaela aboga
para que su opinión sea tomada en cuenta, en el camino busca reconstruirse y lo
logra a través de su voz, se apropia de su cuerpo y sabe que en el fondo lo que
desea es ser amada con su identidad masculina.
En la puesta el elenco está integrado por Terry Holiday y Dana Karvelas alternando
el papel de Orlando y Libertad
Palomo y Roshell Terranova como Mikel.
Fotografía: Paulina Chávez
En la función que presencié las actuaciones fueron de Terry y Libertad quienes
construyen una conversación honesta y directa, sin aspavientos nos van llevando
de a poco a la vida de las protagonistas; tuve la fortuna de observarlas de
cerca y es muy gustoso ver cada uno sus gestos y su corporalidad al hablar y
compartir las fotografías de momentos claves de su vida (que por cierto son
fotos de las protagonistas reales); es evidente que la dirección pone el acento
en el trabajo actoral desde la palabra y se empeña en mantener la comunicación
constante entre sus actrices quienes tienen la tarea de representar la
complejidad física y psicológica que conlleva un cambio de sexo, el
enfrentamiento con las expectativas, las alegrías, y el dolor emocional y
físico de las -casi- interminables cirugías a las que se deben someter.
La puesta es un trabajo muy bien logrado que abona en nuestro panorama
porque nos abre los ojos ante la necesidad del reconocimiento y la inclusión de
las diversas identidades sexuales mientras que nos plantea una poderosa
pregunta ¿cuántas veces nos hemos arrepentido de las decisiones que tomamos y
que definen nuestra vida?, yo sigo pensando en ellas.
Orlando y
Mikael: los arrepentidos de Marcus
Lindeen.
Dirección: Sebastián Sánchez Amunategui. Con Terry Holiday / Dana Karvelas y Libertad Palomo / Roshell Terranova (Alternan
funciones). Diseño de Iluminación: Xóchitl González. Diseño de Vestuario: Josefina Echeverría. Diseño
Sonoro: Tareke Ortiz.
Producción General: Oscar
Carnicero, Samuel Sosa, Josefina Echeverría y Sebastián Sánchez Amunategui.
Sala A de La Teatrería (Tabasco 152, colonia Roma), viernes 20:30 h, hasta el 15 de septiembre. Boletos $660 disponibles en taquilla y en la página de La Teatrería.
En escena… ¡Si no se
anima, pa 'qué se arrima! fue el nombre del espectáculo de cabaret que durante los jueves
de julio presentó la recién creada compañía Estación 157 en el Teatro Bar El Vicio. Bajo la
dirección de Edgar Svaal el grupo
integrado por jóvenes estudiantes de actuación nos propuso un espectáculo
surgido en las aulas universitarias. La premisa en la escena era imaginarnos
qué pasaría si Sandra Cuevas fuera Jefa de Gobierno en la CDMX. El texto
de Lilo Pasten y Edgar Svaal fue una
primera exploración de Estación
157 en el
género y apostaron por personajes de barrio acertadamente algunos de nuestros
vicios como sociedad. Al grupo aún le falta explotar el material que tienen
entre las manos y llevar a sus personajes al extremo manteniendo su energía
escénica, con todo el estar en la escena y gestionar una temporada es un buen
augurio del trabajo que la compañía está dispuesta a hacer en el mundo teatral.
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