¡QUE ARDA TEBAS!

Desde el patio de las butacas

POR: Luis Santillán

¡Que arda Tebas! de Américo Del Río y la dirección de Juan José Tagle es una producción que llega a escena con el apoyo de Efiteatro y tiene su segunda temporada en el teatro Helénico.


Fotografía: Carlos Alvar



El texto presenta a un grupo de actores minutos previos al estreno de la obra que da nombre al título, mientras esperan el inicio de la función conversan en el camerino sobre la versión original de Sófocles; las cosas se complican porque quien debe interpretar a Tiresias lleva horas desaparecido y el director decide resolver la problemática de una manera “creativa”, decisión que motiva sacar a relucir la opinión de quienes son parte del proyecto y no se sienten tan cómodos con la versión que van a presentar.

La propuesta del dramaturgo plantea como línea central las desventuras que acarrea tratar de resolver la ausencia de un actor, conforme avanzan las situaciones los puntos de vista sobre el hecho escénico comienzan a surgir; a partir de eso se alterna los momentos de escena con la dinámica en el camerino grupal; en la escena se ve la “lectura” de la adaptación que presenta esta compañía ficticia, en el camerino se reflexiona y expone el mundo interno del teatro. Del Río va ramificando los puntos de vista, los contrasta, plantea la visión de actores de trayectoria y aquellos que inician, esto le sirve para confrontar visiones y estilos, quizá también lo contradictorio de sus postulados. Si bien todo esto abona muy bien para la comedia, se van trazando líneas que quedan inconclusas, plantea detonantes muy atractivos que no se desarrollan.


Fotografía: Carlos Alvar

La exposición del comportamiento de los personajes funciona muy bien, el espectro permite tener miradas que se complementa, que en la contradicción enriquecen el universo; la forma en que cada personaje afronta los eventos de la línea anecdótica está muy bien planteado y eso estimula las situaciones; hay aciertos en la selección de aquello que queda a vista del espectador y lo que se comparte por medio de la visión de los personajes. Cuando la función que parecía no podía ocurrir culmina, las implicaciones que conllevan podrían haber sido un buen cierre, sin embargo, hay un movimiento final, una especie de coda, que sería bueno reflexionar sobre su aportación y si estructuralmente es la mejor decisión; da la impresión de que sólo se desea colocar una gama emotiva que no ha surgido en toda la propuesta, quizá sea cuestión de gustos, quizá es algo que era necesario ir sembrando, construyendo.

Fotografía: Carlos Alvar

¡Que arda Tebas! es una obra muy divertida para quienes se han permeado con el mundo del teatro, es de esas propuestas que pueden generar la duda de cómo lo percibe alguien que es ajeno o que no frecuenta este ámbito (elementos como el vodka que es totalmente legible para quienes hacen teatro, ¿qué tanto se “entiende” para quien no sabe cómo se guarda el vestuario?, por poner un ejemplo), más allá de la respuesta lo importante es que se vuelve sensible gracias al trabajo actoral. El reparto tiene la capacidad de volver familiar lo que ocurre en escena y, hay momentos, donde emotivamente se generan enlaces.

Enrique Arreola tiene los mejores momentos por la discrepancia del personaje entre el estado en el que el personaje llega y la forma en que realiza su profesión, la línea del conflicto familiar podría haber tenido mayor repercusión y de esa manera intensificar la creación anímica que tiene. Américo Del Río hace un muy buen trabajo actoral, su construcción bien evoca a diversos posibles referentes, sin embargo, lo importante es que proyecta de manera solida todo lo que el personaje contiene: la ambición, la esperanza, la desesperación, la soberbia; todo lo equilibra para evitar un juicio pronto o simple sobre las motivaciones y acciones que presenta.

Estephany Hernández explora el candor de su personaje por medio de las acciones, su trabajo expone mucho por medio de lo que realiza en escena, eso permite que el discurso verbal se aleje de un cliché optimista porque hay una congruencia, todo eso es importante para la conversación final que tiene sobre la tragedia. Hernández sostiene al personaje por medio de detalles que muestran la dedicación que tiene en el escenario.

¡Que arda Tebas! es una propuesta que gracias al trabajo de quienes la realizan logra generar reflexión y risas, cumple cabalmente como una comedia donde el vicio de carácter permite disfrutar el momento de la función y quedarse después pensando que aquello que fue muy divertido deja de serlo porque es la realidad en la que se está. 




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