POLLITO

 

EntreActo

Por Carmen Zavaleta

 

Llevo varios días pensando en “Pollito” la puesta en escena co producida por la Compañía Nacional de Teatro y el Centro Cultural Helénico, las razones son varias: la pluma de su autora Talia Yael, su sutil y contundente manera de exponer la violencia de género, la aguda dirección de Micaela Gramajo y la innegable apertura de la Compañía Nacional a lenguajes escénicos y colaboraciones que -¡por fin!- nos permiten reconocer a la institución como un espacio cercano.

Sergio Carreón Ireta/ CNT


Y es que durante años la Compañía Nacional se vivió alejada, sí con un trabajo   impecable en términos de producción pero que solamente le hablaba a algunos, con temas y formas que no alcanzaban a dialogar con el público y que quedaban como piezas de mostrador. Con “Pollito” el panorama cambia: la obra ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo 2019, aborda temas que tocan nuestro cotidiano, son tangibles, reconocibles y que podemos identificarnos directamente con ellos; francamente para regresar a la actividad teatral presencial no se me ocurre una mejor opción.

Talia Yael, nos presenta a “Pollito” hija única de un matrimonio, la niña no recibe un nombre porque su madre no lo considera necesario. Pronto el padre abandona a la familia, convirtiendo la vida de la protagonista en una carrera por salvarse de la violencia en su hogar y tratar de reconstruirse.


A través de viñetas y al estilo de un cuento para la infancia, la autora elige episodios de la vida de “Pollito” que representan momentos cotidianos lo suficientemente desgarradores para definirla: el empeño de su madre por embarazarse que la lleva a pactar con una bruja y perder sus dientes (una poderosa metáfora del sacrificio corporal que sugiere la maternidad), el abandono de su padre, el sexo entre de mamá y papá que se convierte en un monstruo; los juicios de su madre hacia su cuerpo, la primera menstruación, los juegos sexuales entre amigas, los senos, el primer beso, el hartazgo.

Micaela Gramajo resulta la directora ideal para el trabajo, no solamente por su investigación en el lenguaje escénico contemporáneo que pone el acento en el trabajo de las actrices y los actores en el espacio y sus acciones; también porque es una creadora feminista que lucha, alza la voz, mira de frente a las mujeres, sus derechos e identidad; lo interesante es la conjunción pues “Pollito” no habla solamente a y de mujeres, aborda temas como la manipulación, la herencia en las relaciones de familia y su configuración y lo poderoso de la presencia masculina a través de la ausencia.


En el montaje, “Pollito” es interpretada por tres actrices (ignoro si en el texto está planteado de esta manera), lo que nos dice que la protagonista puede ser cualquiera de nosotras. A vistas las actrices y actores manipulan objetos, como estambres, un teatrino y enormes máscaras de vacas con las que construyen las escenas -estampas con aires poéticos-  en los que “Pollito” es desplumada por su madre que oscila entre lo infantil y la crueldad y quien no duda en llamar a su hija fea y gorda (interpretada por una espléndida Gabriela Núñez) y su familia, quienes le han enseñado que el sacrificio y la sangre son el precio que debe pagar para no ser aceptada. El desarrollo escénico mantiene un ritmo ágil y la tensión dramática,  casi en su totalidad, pues  hacia el final (en la función que presencié),  el momento en que “Pollito” busca romper con lo establecido de su mundo se diluye.

Otro de los elementos que juegan y dan textura a la escena es el ambiente sonoro de Carlos Matus, además de incluir la grabación de voces, el elenco construye la atmósfera de las acciones en vivo a través de un micrófono y un xilófono de botellas de vidrio.

La escenografía, la iluminación y el vestuario de Natalia Sedano, configuran un espacio escénico al estilo de una maqueta en la que los personajes representan el juego aprendido por décadas en nuestra sociedad. Finalmente, no se pierda las ilustraciones de Lau Charles en el programa de mano, una joven artista plástica que capta la esencia de la trama; ahora que la menciono pienso que este es el acierto del trabajo: bajo la mirada de la dirección cada una y uno sabe exactamente de qué está hablando en la escena y caminan hacia el mismo sentido, aunque nos desplumen hasta la raíz.

 

“Pollito”

de Talia Yael

Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo Trejo 2019

Dirección: Micaela Gramajo

Elenco: Armando Comonfort, Judith Inda, Miguel Ángel López, Dulce Mariel, Carlos Matus, Gabriela Núñez, Nara Pech, Ana Karen Pedraza y Alan Uribe Villaruel.

Teatro Helénico

Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.

Viernes 20 h; sábado 19 h y domingo 18 h, hasta el 27 de junio.

Localidades $155

Duración 100 minutos.

Adolescentes y adultos

Boletos www.helenico.gob.mx

Aforo 126 personas. El teatro cuenta con medidas sanitarias para disfrutar la función.




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