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TRIPLE CONCIERTO
Por Carmen Zavaleta

El aplauso final fue largo, emotivo y caluroso, no era extraño, esa noche lo que vi en la escena fueron cuerpos, instrumentos, luz, ejecución musical precisa, placer y riesgo; vi a un grupo de músicos en manos de un director quienes apostaron por intervenir el espacio, vi
Triple concierto de la compañía Teatro de Ciertos Habitantes bajo la dirección de Claudio Valdés Kuri, una experiencia que no debe perderse.





Desde que
Ciertos Habitantes incursionó en nuestros escenarios en 1998 con la entrañable “Becket o el honor de dios” (permeada entonces de la mirada fresca de su director), dejaron claro que una de sus grandes apuestas es la construcción de un discurso donde confluyen el espacio, la plástica, las sensaciones, y las pasiones humanas; búsqueda que en pocos años los posicionó en la vanguardia escénica.


Hoy volví a reconocer aquel espíritu. 
En Triple concierto, la anécdota gira en torno al “Tercer Concurso de Piano Ernesto Elorduy”, en el que participan músicos menores de treinta años, por un único premio de $250,000.00 y varios contratos. Las cartas están echadas, desde distintas partes de la República y el mundo, ellas y ellos están dispuestos a dar la piel para ganar.



La premisa es sencilla, pero abre un mundo tan complejo como la naturaleza humana: el de la competencia, con el otro y con uno mismo, cuyo mayor acto de valentía es reconocer nuestros propios límites. Esto es lo que viven los personajes, con el transcurso de las eliminatorias cada cual irá descubriendo sus miedos y lo que es capaz de hacer por enfrentarlos, o tal vez no.



Para contarnos la historia, Valdés Kuri usa diferentes pianos que entran y salen de escena, poco a poco los instrumentos se convierten en piezas indispensables para las acciones de los personajes, quienes inician tocándolos de manera tradicional y terminan deslizándolos y formando figuras, como si fueran piezas de lego que representan los puentes de sus pensamientos, sus cárceles o sus lugares de placer más íntimos, el trabajo es el resultado de la coreografía de Vladimir Rodríguez.



Está claro que la acción escénica requiere de toda la atención de los ejecutantes, quienes conocen, confían, explotan, disfrutan y aman a sus instrumentos y no hablo solamente de los pianos (y de otros instrumentos de cuerda que aparecen en la escena); también me refiero a sus cuerpos y sus voces, ellos están ahí con todo lo que son: músicos saliendo de su zona de trabajo; es claro que no desarrollan un trabajo actoral, a cambio están presentes en el aquí y ahora de las acciones y las circunstancias que les plantea la ficción; juegan (principio teatral por excelencia) a lo largo y lo ancho de la escena; buen ejemplo de esto son las escenas de seducción ante los pianos o la tensión final durante la eliminatoria del concurso, un recorrido salpicado de humor que es muy disfrutable.

El hilo conductor y protagonista es la música (terreno conocido por
Kuri en la ópera y en trabajos como “De monstruos y prodigios”, 2000). El triple concierto es un juego de palabras que hace referencia a la composición de Beethoven, -Triple concierto para violín, cello y piano en do mayor Op.56- las interpretaciones de los ejecutantes y sus propias voces. En la obra se logra un ensamble que combina fragmentos de algunas de las más grandes obras musicales y populares para piano. La escena se habita con los acordes que, junto con el diseño de iluminación de Ángel Ancona, significan el espacio. Juntos la luz y la música crean unidades de ficción que nos transportan por el teatro y no dejan que apartemos la mirada de la acción que se traslada del escenario a las butacas y de regreso.

Edwin Calderón, Alejandra Cortés (quien es un prodigio), Sebastián Espinosa Carrasco, Konstantin Evmenkin, Mario Mendoza y Naomi Ponce de León, son los encargados de darle vida a la dramaturgia de Mónica Hoth y Valdés Kuri. Triple concierto es una gran experiencia, véanla, escuchen y vívanlo, es una de las mejores opciones de nuestra cartelera.


Triple Concierto se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, hasta el 13 de octubre 

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