¡QUE ARDA TEBAS!
Por: Carmen Zavaleta
Hablar del teatro desde el teatro
siempre es un riesgo que a veces tiene buenos resultados, digo a veces porque
el tema se ha convertido en un lugar común y se necesita mucho tino para
seleccionar y abordar las peripecias del hecho teatral en el escenario.
Fotografía: Irving Juárez
En nuestra historia reciente hemos
conocido puestas como “El funcionario bueno” (Alberto Lomnitz, 2011) o “La obra
que sale mal”, donde los infortunios de los personajes tuvieron buenos
resultados. Ahora el autor y actor Américo del Río y el director Juan José Tagle decidieron asumir este riego para presentarnos ¡Que arda Tebas!, presentada por Teatro INBAL y Producción Escénica S.E.
La puesta es una comedia que lo hará
pasar una buena velada; la anécdota gira en torno al estreno de “Edipo Rey” en
una versión posmoderna, tan absurda como inconcebible. La
noche de la presentación uno de los actores desaparece y las crisis internas
que ha vivido la compañía durante el proceso de montaje salen a flor de piel.
La historia funciona y divierte (¿a
quién no le gusta descubrir el caos que esconde una puesta en escena?), pero,
sin duda, su efecto es mayor en los hacedores de teatro porque el reflejo es
inevitable.
En el texto la absurda adaptación de
un clásico como “Edipo”, es un pivote efectivo para exponer la simulación de un
discurso político, el choque de las generaciones actorales, la nostalgia de
otros montajes, repetir los textos en el camerino, la competencia, la imparable
producción de los creadores privilegiados, el sistema; los métodos de dirección
que ponen en riesgo a los actores; los estereotipos, temas que están sobre la
mesa y ante los que no se puede, ni se debe cerrar los ojos.
Fotografía: Irving Juárez
La obra no solamente habla de los
actores, también toca a los espectadores que terminan como rehenes del hecho
teatral; de la crítica que se asombra ante lo que supone que es un producto
artístico; del efecto de las redes sociales y de los juegos de poder.
Lucero Trejo, Héctor
Holten y Hamlet Ramírez realizan un gran trabajo y son la vida del montaje. Lucero
interpreta a la actriz mayor quien está cansada y reclama el nunca haber
interpretado a los personajes que deseaba debido a los prejuicios sobre el
físico que imperan en el mundo teatral; sin prisa, dándose su tiempo y
detalladamente nos revela el mundo de su personaje quien disfruta de fumar y
sabe cuál es la justa medida de los sacrificios y del drama teatral.
Fotografía: Irving Juárez
Héctor Holten como un actor rehabilitado nos abre la puerta a los excesos, los
infortunios, las crisis familiares y la complacencia de la que llegamos a ser
parte ante el hecho teatral… de nuestros amigos. Hamlet Ramírez es iracundo, resentido interpreta al actor que acepta la chama
porque necesita comer, su personaje encarna la necesidad, lo precario e
inestable de nuestra vida.
Sí, vale la pena ver ¡Que arda Tebas!, porque siempre tenemos un fuego que
merece salir.
Comentarios
Publicar un comentario