Cambios y trascendencia

PROSTÉTICO DE CORAZÓN


Adaptación o una versión libérrima sobre No puedo imaginar el mañana, de Tennesse Williams, Jorge Luis Chávez aborda, en una propuesta por demás sui géneris, un conjunto de temas de los más diversos relacionados con los cambios o transformaciones en diferentes rubros humanos: La trascendencia, la muerte, el tiempo... Surge una interrogante: "¿Cuál es el poder de la ficción frente a los hechos abrumadores de nuestra realidad?" Se debe dar crédito al dramaturgo por la forma para vincular un texto con alrededor de 50 años de ser concebido con nuestro entorno contemporáneo.


Fotografía tomada del faceboock de la obra


Vayamos a la pregunta. Se habla de ficción porque hay teatro en el teatro, esto es un actor y una actriz interpretan una obra de Wlliams y a través de ella dejan al descubierto sus debilidades, sus miedos, sus inseguridades, afectaciones propias del ser humano que no han cambiado en mayor grado en cinco décadas. Los diálogos, por momentos, parecieran, sólo en apariencia, absurdos, un caos producto de la inestabilidad emocional. Sin embargo, exigen una profunda atención del público para captar la intencionalidad, a la filosofía de fondo que los inunda, como por ejemplo el lento trabajo de la muerte. Texto inteligente, apela a la razón, por lo mismo a la reflexión.


Si el texto es sui géneris más lo es la puesta en escena. Dos actores -hombre y mujer- representando a otros o proyectándose ellos mismos, por qué no a una parte de la humanidad. Todo inicia con la lectura de una serie de acotaciones indicadas por el director real, Luis Alcocer, para ubicar los planteamientos a seguir en el escenario y orientar a los espectadores, hasta cierto punto de manera informal. Durante, más o menos, la primera media hora, aparte de lo mencionado, no hay texto, en el escenario se da cabida a una mezcla entre pantomima, lenguaje corporal y danza contemporánea, aun cuando en principio pareciera lo mismo en este caso no lo es. Desde mi particular opinión este fragmento no aporta nada, absolutamente nada; la "coreografía" es absurda, somnolienta, a tal grado que en el programa de mano no hay crédito alguno.


La escenografía se limita a una escalera con una carga simbólica y real muy importante, en el imaginario es la sala de una casa, además de una serie de objetos "misteriosos". Un vestuario sencillo, durante la "coreografía" camisetas y pantaloncillos cortos; en la representación de la obra de Williams una bata roja para ella, traje y corbata para él. La musicalización es relevante, la iluminación de lo más sencilla. Ahora bien, el ritmo es pausado, por momentos la acción sucede a cámara lenta, da la sensación de no pasar nada. Asume el riesgo, el director, de atrapar o perder a los espectadores en cualquier momento. El juicio final es cuestión de gustos y capacidades intelectuales.


Adriana Butoi y Jorge Chávez Caballero, si se toma en cuenta lo antes mencionado, están excelentes, posesionados de la duplicidad de sus personajes, de las "locuras" de los dos Luises y de la diversidad de las exigencias escénicas durante el desarrollo de la puesta, hasta terminar ensimismados literalmente.


Prostético de corazón tiene como sede el Teatro La Capilla (Coyoacán,, Ciudad de México), hasta el 31 de julio, los martes a las 20:00 horas.






Realizado por: Alejandro Laborie Elías


28 de julio de 2018




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