Dolor, muerte, poesías y amor. Yanga

Yanga

Cuando era niña viajaba frecuentemente al puerto de Veracruz con mi familia, me acompañaban el sol, el mar y mi cuerpo lleno de piel; sin saberlo también me acompañaban la voz mulata profunda, gritos, dolor, sangre, cadenas de quienes no conocí; de ellos supe hasta hace poco, hasta que el teatro me descubrió a Yanga, Gaspar Yanga.

Porque antes nadie me había hablado de él, no lo recuerdo de algún libro de texto o clase de historia ¿por qué nadie me habló de él, el libertador?, lo bueno es que uno de los privilegios escénicos es que nos permite descubrir mundos que han estado tan a la mano y tan alejados; semillas de origen, raíces que gracias a la creación de dramaturgos como Jaime Chabaud nos hielan.

Fotografía otorgada por la compañía Mulato Teatro


Chabaud escribe y se da el lujo de poetizar con el dolor y la muerte, en medio aparece el amor y la pasión. Aborda la vida y lucha de Gaspar Yanga quien en el siglo XVI fue traído de África para trabajar como esclavo en las plantaciones de azúcar de la antigua Veracruz. Se rebeló ante la Corona, dirigió un grupo de hombres y mujeres quienes se refugiaron en el entonces San Lorenzo de los Negros.

El texto es el resultado de una ardua investigación, desentraña parte de la negritud de nuestro país, entre haciendas, puertos y cañas, una historia olvidada que ahora reclama su lugar.

La directora del montaje Alicia Martínez Álvarez construye el relato con maderas, telas, cuerpos, máscaras, percusiones y danzas, elementos conocidos de sobra por la creadora quien orquesta una puesta en escena donde se unen los planos y el espacio. Jesús Delgado, Marisol Castillo, Diego Garza, Jorge de los Reyes, Esteban Caicedo y Fabrina Melón son los actores que encarnan a los personajes, de la mano con la dirección y la dramaturgia construyen un universo difícil de olvidar.

Fotografía otorgada por la compañía Mulato Teatro


El equipo creativo está integrado por Patrick Pasquier en el diseño de escenografía, Teresa Alvarado en el diseño de vestuario, Leonardo Soqui en la composición musical y el diseño sonoro, y  Édgar Mora, en el diseño de iluminación, cada uno es una pieza fundamental crean ambientes y texturas de una muy particular antigua Veracruz.

Son muchas las escenas entrañables de la puesta, en mi opinión la síntesis de los elementos, el lenguaje de la dirección, el trabajo actoral y el dramatúrgico se encuentra en una: el calimbo en él se integran la voz, los cuerpos, la sangre, el ritmo, los sonidos festivos para explicarnos cómo se marca el cuerpo de los esclavos con hierro.  

Después de ver Yanga, la próxima vez que vaya a Veracruz la miraré con otros ojos, ese es el trabajo del teatro: modificar el punto de vista que tenemos de nuestro mundo.

Realizado por Carmen Zavaleta
Ciudad de México 17 de junio 2018 




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