La dirección de Antonio Serrano logra mucho con lo que hacen Haza y Campomanes


La Teatrería Producciones presenta en el teatro López Tarso la obra Se compran corazones o escaleras viejas que vendan de Noah Haidle.

El texto del norteamericano Haidle tiene una estructura donde dos líneas anecdóticas son los ejes de construcción, en una de ellas se plantea la forma en que los corazones son productos que pueden ser intercambiados y así modificar a las personas que requieran de esta posibilidad, son dos los personajes ejes de la línea, un par de hermanos que tienen una tienda de escaleras, fachada para que el mayor, mediante un supuesto mercado negro, venda los corazones. La segunda línea desarrolla la dinámica de una peculiar pareja que se dedica a la prostitución (ella como la trabajadora, él como el proxeneta) y tendrán beneficios a partir de lo que ocurra en  la primera línea.



El diseño de escenografía e iluminación es de Jesús Hernández, su propuesta parte de “rompimientos” creados por múltiples escaleras, conforme estos se abren el uso de la profundidad alimenta el relato, hay un gran momento visual cuando el personaje de T-Bone llega ante el mar; tres carros transparentes sirven para contener distintos espacio, las posibilidades de movimiento están para que el ritmo pueda fluir ágilmente; la tabla cromática estimula la textura que los personajes poseen en texto.

El resto de la propuesta mantiene como característica general el desequilibrio. La segunda línea tiene a Plutarco Haza en el papel de “T-Bone” y a Fabiola Campomanes en el papel de “Prostituta”, ambos están muy bien, aprovechan la textura de cada uno para crear personajes con matices, cada uno logra tener momentos emotivos sólidos, creados a partir de la acumulación, a la vez mantiene la gracia y las variaciones rítmicas para poder ver un desarrollo de personaje. Sin embargo quienes están en la primera línea (Pepe Lámbarri como “George” y Ruy Sendéros como “Jeff”) dejan mucho que desear a nivel actoral, lo que hace Sendéros es mucho más pobre y eso provoca que su personaje caiga en lo “bobo” y en lo “simple” Eso es un problema porque aquello que el autor pretende que sea el eje emotivo del relato se vuelve sumamente cursi.
La dirección de Antonio Serrano logra mucho con lo que hacen Haza y Campomanes, pero hunde la obra al descuidar tanto a Lámbarri y Sendéros; hay muchos momentos que no logran sostenerse ya sea por verosimilitud (entendida desde el campo que la puesta propone), por actuaciones, o por el manejo del tiempo, pareciera que la mitad de la obra está trabajada apostando a lo “fácil” (sólo la gracia de quienes actúan) y la otra mitad a una construcción real donde todos los componentes de la obra se enlazan para crear un universo.

Se compran corazones o escaleras viejas que venda es una propuesta que quizá no genera una grata experiencia, pero es la oportunidad para ver una actuación de Plutarco Haza mucho más afortunada que en obras previas.
Realizado por Luis Santillán




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