Absolutamente teatral y bello

Asatia cuando la belleza se llena de vacío


Si algo hay que agradecerle a la Compañía Vaca 35 es el teatro de sus inicios con montajes como Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y las ganas de triunfar (2012); sin duda este trabajo sentó las bases para dialogar a través del riesgo. En el 2016, sus propios inicios como una compañía manceba y el desarrollo de la agrupación los llevó a lanzar la convocatoria del 1er. Apoyo a la Investigación y Creación Teatral Colectiva de Grupos Jóvenes “La Vaquita” Vaca 35, resultando beneficiado el Colectivo Berenjena. Si algo más hay que agradecerle a Vaca 35, es impulsar a Berenjena y la puesta en escena Asatia.

Pocas veces logramos ver un trabajo como este: franco, directo, absolutamente teatral y bello. Escrita por Eduardo Orozco, Asatia nos presenta a Paula chelista, dedicada a su formación, obsesionada con llegar a Berlín y quien pone a la música por encima de su vida, su familia y sus amores, segura de que ahí se encuentra su realización.

Fotografía de Isael Almanza 


Las actuaciones son del propio Eduardo y de Verónica Bravo quienes comparten la dirección y trabajan al lado de Natalia Sedano en la escenografía e iluminación, Salmah Beydoun en el diseño gráfico, Xóchitl Galindres en la asesoría actoral, Chris Mckenzie en el diseño sonoro y Samuel Meza en la asesoría musical.

Créanme la obra es brutal, la vida de Paula es una gran metáfora: está llena de vacío, a pesar de sus esfuerzos transita por la melancolía y sus propias exigencias ante la vida. Si bien Orozco escribió una historia de jóvenes adultos (los protagonistas se encuentran entre los veintes y los treintas), su anécdota va muchos más allá y alcanza a los espectadores mayores, porque al final nos habla de la existencia.

El texto es sencillo, los personajes son reconocibles, cotidianos (por ejemplo, estudiantes de la escuela nacional de música y familias que en Navidad cenan bacalao), lo que potencia su existencia y nos hacen sentir en riesgo, identificados, en convivencia, encontrados con los seres de la ficción que pueden ser reales.

Fotografía de Isael Almanza 


Las actuaciones y la propuesta del montaje lo son todo. Verónica Bravo como Paula construye un personaje que duda, que vive discretamente sus contradicciones hasta el límite, que conmueve, pareciera que casi sin esfuerzo y con la energía exacta para habitarnos teatralmente. Acertadamente Eduardo Orozco da vida a los diferentes personajes que acompañan a la chelista, construye voces y presencias contundentes. Lo único que ambos necesitan es claridad y la tienen, con intenciones transforman un sillón en diversos espacios y hasta países en un juego teatral disfrutable, donde los deseos de los personajes y sus estrategias son tan claras que a veces se antojan propias.

Asatia está cumpliendo su tercera temporada esta vez su casa es la Sala B de La Teatrería y seguramente durante años se quedará en nuestra memoria como espectadores.
 
Realizado por Carmen Zavaleta


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