Hasta la China fueron a dar mis mechas con el ventarrón


- “Esta noche fuimos espectadores muy reservados”



Mi amigo me lo dijo después de la función de estreno de Hasta la China fueron a dar mis mechas con el ventarrón, pensé que era cierto, tal vez la lluvia, tal vez nuestros propios pensamientos. Lo cierto es que me recordó la importancia de nuestro papel como espectadores, la manera cómo recibimos una puesta y cómo la damos a conocer.  En el 2014 estando en Madrid tuve la oportunidad de asistir a La lengua en pedazos, (basada en el libro Santa Teresa de Jesús y sus cartas) obra que Juan Mayorga estrenara (y lo estrenara) como director. El montaje cuestionaba a Santa Teresa; una de las grandes experiencias fue ser testigo de la reacción del público: siendo Semana Santa, en Madrid y sobre Santa Teresa todos fuimos reservados aun cuando la obra contenía una buena dosis de humor, era inteligente, subversiva.

La noche del estreno de Hasta la china fueron a dar mis mechas aquella vivencia regresó, ¿desde dónde vemos una puesta?, ¿hacia dónde la llevamos a partir de nuestra experiencia como espectadores cuya única responsabilidad es convivir?

Y el viaje resultó así: Hasta la China fueron a dar mis mechas con el ventarrón es un texto que nació como un cuento original de Amos Oz (por cierto, publicado en Nexos en febrero 2016). Para la versión teatral la dirección, adaptación y musicalización son de Otto Minera y la actuación de Zaide Silvia Gutiérrez.

Salpicado de humor, la anécdota nos presenta a “Toña” ama de casa y abuela recién abandonada por su esposo a causa de otra mujer. La inesperada decisión le cambia la vida: la rutina, el sexo, el hartazgo, las labores del hogar son tareas aprendidas que nunca – o casi- le dejaron alguna satisfacción.  Entre lamento y lamento, “Toña” descubre que algo peor que el abandono es convivir con pensamientos.

Fotografía: Eder Zárate


El trabajo está logrado. Si bien el texto no es dramático de origen, la adaptación permite que viajemos con él teatralmente. Lo que empieza como un relato divertido poco a poco va desdibujando sonrisas. Una de las piezas claves para lograrlo es la música entre los acordes de “Querida” y “María Bonita”, la historia de “Toña” se acerca.

La apuesta de Otto Minera con Zaide Silvia Gutiérrez es interesante. La dirección coloca a la actriz en un montaje vertiginoso. Su personaje es construido con movimientos ágiles y fragmentados que representan el dolor y las lágrimas alejándola de las emociones y de una ilustración que sería innecesaria. Escuchamos la historia frontalmente y los diferentes momentos de “Toña” cobran importancia, por ejemplo, cuando plantea su deseo genuino por conocer el amor verdadero.

Este es un trabajo diferente al que usualmente realiza Zaide Silvia y se nota su constante entrenamiento de cuerpo y voz, por cierto, es su tercer monólogo en los últimos años. (“Sola” 1999- 2001, “Muerte en directo”, 2013)

Zaide es acompañada por el diseño de escenografía de Jorge Kuri quien propone objetos al nivel del piso, tal vez como un hogar caído y el vestuario de Estela Fagoaga quien da en el clavo con la imagen de la protagonista, la producción es de Moisés Zukerman.

¿Fuimos espectadores reservados?, sí, pero eso no impidió que Hasta la China fueron a dar mis mechas con el ventarrón cumpliera su objetivo: mostrarnos a una mujer y las consecuencias de sus decisiones con humor.



Realizada por Carmen Zavaleta






 Fotografía: Eder Zárate




Dramaturgia: Amos Oz. Traducción: Otto Minera
Dirección: Otto Minera
Elenco: Zaide Silvia Gutiérrez.
Temporada: Del 30 de agosto al 13 de diciembre de 2017
Lugar: Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico  / Av. Revolución 1500
Entrada general $200

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