Poner a la memoria en
escena.
Me
gusta dejar que pasen algunos días entre lo que vi en una función de teatro y
lo que escribiré al respecto, con el fin de inspeccionar qué de la experiencia
ha sobrevivido en mi memoria. No solo lo que percibí sino lo que reverberó para
convertirse en material que puede ser objeto de la reflexión. Los recuerdos son
importantes porque de algún modo son los que construyen mi versión de lo que
pasó y de lo que pienso que creo que fue real. O aquello que puedo asumir como
realidad. Y dado que la evidencia documental y los testimonios no bastan para
construir la imagen completa de esa novela personal que todos creemos estar
viviendo o para satisfacer el hambre de dotar de significado a la vida.
Necesidad que buscamos aquietar sin descanso como droga existencial, incluso muy
por encima de lo que algún día nos hará experimentar la misteriosa molécula
espíritu dimetiltriptamina…
La
memoria puede ser uno de los caminos hacia ese sitio del pasado que nos haría sentir
que pertenecemos a una historia de base auténtica. Solo hay un problema, uno
muy grave, la memoria también puede falsificarse a sí misma. ¿Cuánto de lo que
recordamos ha sido construido por el poder imaginativo de nuestros deseos y
pasiones? ¿Cuánto de lo que pensamos que somos, de hecho, no es?
Foto: INBA
La contradicción propone al espectador estas
inquietudes. El objeto escénico que han creado Sonia Franco y Noé Morales
es interesante, por momentos, entrañable. Me dejó pensando por una semana en
cómo cuando somos espectadores, asumimos como verdadero aquello que nos cuenta quien
se para en el escenario. Pues en teoría hemos aceptado entrar a un juego en el
que seremos sometidos temporalmente al discurso de alguien más; aunque, en el
fondo, no lo creamos del todo. Lo tomamos como algo “inventado”, una creación
cuya base es meramente la imaginación de los autores. Sin embargo, en esta
pieza, quien se para frente a nosotros es Sonia Franco, acompañada por Edgar Maldonado. Ella nos plantea que
no está interpretando a un personaje de sí misma, que lo que nos relata sí
sucedió y es parte de su historia de vida. Que en efecto, ella y Patti Smith tienen
un vínculo casi familiar y para ello, nos presenta las evidencias de que esto
sí es así. Vemos imágenes, documentos e incluso, escuchamos los mensajes de voz
que la artista estadounidense le ha enviado, cálidos, llenos de afecto… Pero pronto
empecé a dudar, a concluir que las evidencias eran falsas, a creer que tal vez no
era otra cosa que una simple confabulación, algo que solo sirve para completar
los huecos en la memoria, como aquel síntoma típico del síndrome de Korsakoff… ¿O
no? ¿Acaso todo eso es cierto? Y fue ahí que sentí el anhelo que había
construido a La contradicción y el
para qué Sonia, Noé y Edgar nos estaban contando todo esto, y me conmoví… Y
entonces ese cierre emocionante, en un rojo estridente, enceguecedor.
Patti
Smith visitará este sábado 2 de septiembre La Casa del Lago para recitar el
poema Hecatomb, dedicado al escritor
chileno Roberto Bolaño. Qué interesante sería verla sentada entre los
espectadores esta poética del recuerdo. Tal vez por fin pueda revelarnos qué
fue lo que le susurró al oído de aquella niña.
Realizado por: Daniel de la O
Foto: INBA
LA CONTRADICCIÓN
AUTORES: Sonia Franco, Noé Morales Muñoz y Edgar Maldonado
DIRECTOR: Noé Morales Muñoz
ELENCO: Sonia Franco y Edgar Maldonado
COMPAÑÍA: Sahumerio Producciones
SINOPSIS: La contradicción es una pieza intermedia entre el teatro
contemporáneo, el spoken poetry y la instalación visual,
sonora y objetual. Posee la rabia de lo autobiográfico, la austeridad del
teatro intimista, el rigor de la investigación documental y la síntesis
imaginativa del dispositivo escénico.
FUNCIONES: jueves y viernes, 20:00 Hrs.; sábado 19:00 Hrs. y domingo 18:00 Hrs.
TEMPORADA: Del 20 de julio al 10 de septiembre
COSTO: $80 pesos entrada general
LUGAR: Sala CCB del Centro Cultural del Bosque (Paseo de la Reforma y
Campo Marte S/N, metro Auditorio).
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